La innovación es la clave de todo. Así de simple, así de fácil. Para que un negocio tenga éxito… no hablo de un éxito cualquiera, sino uno verdadero, requiere de una innovación única, algo que diferencie a la empresa de las demás. La innovación puede ir desde lo más básico hasta lo más revolucionario.
Y es que en México, una de las principales vías de consumo es el llamado changarro según un estudio de Accenture. ¿Cómo poder actuar ante la competencia que evidentemente es demasiado fuerte?
La clave de todas esas microempresas es formalizarlas; darles, además, su toque de innovación que las pueda identificar de aquellas que no están formalizadas, pues su impacto no es menor; estas llegan a emplear a casi 1.7 millones de personas, que no es una cantidad despreciable para la población económicamente activa. Lo interesante del asunto es que en los últimos años estos changarros han crecido paulatinamente.
¿Pero qué pasa con las empresas? ¿Por qué la gran mayoría de ellas fracasa?
El INGEI, en una Encuesta Nacional de Micronegocios, reveló que el principal motivo es que las empresas de este tipo no nacen bajo un proyecto empresarial, sino como una alternativa del autoempleo.
Lo grave de la mayoría de los microchangarros no es que su plan financiero sea prácticamente nulo, sino su falta de obligaciones por cumplir. Es común encontrar a estas empresas evadiendo impuestos, haciendo movimientos con facturas apócrifas, y peor aún, creando entidades fantasma.
En proporciones macroeconómicas esto es un golpe duro a la economía del país, ya que además de no pagar impuestos, estos aumentan y repercuten para quienes sí lo pagan.
Pero hablemos de la innovación. La innovación va más allá de crear un producto o servicio que la gente está acostumbrada a encontrar cerca de su localidad. La innovación se trata de crear algo que el consumidor necesite aunque no lo sepa. A veces esa necesidad radica simplemente en un restaurante bien colocado o con un platillo especial de la casa.
Más allá de lo que se tiene en mente, la innovación también abarca los elementos más básicos, como lo puede ser la limpieza, la atención al cliente, la imagen y hasta la ubicación.
Si tenemos en cuenta las estadísticas, nos percataremos que la gran mayoría de las empresas que quiebran no ofrecen nada nuevo o algo innovador.
¿Tú ya estás innovando?
Fuente | Alto Nivel